Cuidado lo que Siembras - Episodio 014 

Digamos que siembras una semilla de aguacate en el terreno. 

Cuando pase el tiempo, ¿qué esperarías obtener? 

Hola te habla Mario Díaz, uno de los pastores de la Iglesia El Monte en Stafford, Virginia. 

Recuerdo cuando era chico en la Vía 55 en Carolina Puerto Rico. Teníamos un vecino con un árbol de aguacate tan grande que daba aguacates para él y para nosotros también, ya que las ramas del árbol sobrepasaban hasta nuestro patio. Eran de esos aguacates grandes que nos gusta comer en las ensaladas y como complemento así por el lado. 

Si siembras una semilla de uno de esos aguacates de la manera que hablamos al principio en el patio de tu casa, es porque estas pensando en algo así— en un día comerte guacamole fresco con los aguacates que esperas obtener del árbol que nacerá de esa semilla. 

Por que es lógico, que, si siembras una semilla de aguacate, vas a obtener un árbol de aguacates, no un árbol de naranjas o manzanas. Si fueran parchas lo que buscas (y como me encantaba comérmelas así del palo, lo mismo las guayabas que teníamos en casa de mi abuela), pues tendrías que sembrar una semilla de ese tipo de fruta. Es una enseñanza muy simple que la naturaleza nos regala. 

Pero, cómo nos olvidamos de ese concepto en cuanto nos referimos a nuestra vida espiritual. En cuanto al espíritu se refiere, nosotros pensamos que podemos sembrar maldad y cosechar bondad. Por que Dios es bueno. Por que Dios es amor. Por que Dios es misericordioso. Eso es lo que mucha gente cree. Quizás tu estas viviendo así ahora mismo. 

Queridos amigos y amigas que me escuchan, les quiero regalar un aviso hoy. Gratuito. Pablo lo dijo en Gálatas 6:7. “No se engañen: de Dios nadie se burla. [oiga bien… repito] de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.” Eso es una ley tanto espiritual como natural. 

Así que cuide bien la semilla que esta sembrando en su corazón. Si siembra rencor, odio, amargura, resentimiento, melancolía, duda, enojo, gritería, doble sentido, egoísmo, egocentrismo, y demás en su vida, ¿qué fruto usted cree que va a obtener? ¿Amor? ¿Gozo? ¿Paz? ¿Tranquilidad? ¿Felicidad? ¿Esperanza? 

Fíjense que no se trata de el agua o el sol que hace crecer la planta, sino en el tipo de semilla que estamos sembrando. ¿En qué estamos invirtiendo en nuestras vidas? Analicemos. 

No nos dejemos llevar por lo que el mundo nos dice. 

Si, Dios es bueno y misericordioso. Lo que eso significa es que Él puede ayudarte a sacar de raíz esas semillas de rencor o duda o amargura o desesperación de tu corazón, y te puede dar las fuerzas y el soporte para que puedas comenzar una nueva cosecha dentro de ti. 

Podemos levantar nuestra voz con el salmista y decir, “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.” 

Dios puede hasta darnos un corazón nuevo, nos dice Ezequiel 36:26. Pero nosotros tenemos que cuidar con mucha diligencia, día a día, el tipo de semillas que dejamos tomar espacio dentro de nosotros. 

Proverbios 4:23 nos exhorta con urgencia: “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.” 

Para los que le gusta mas el lenguaje moderno, en términos de computadoras, el dicho es “garbage in, garbage out.” Si le pones porquerías, obtendrás porquerías. 

Seamos sabios. 

Nos gustaría ayudarte a hacer ese tipo de cambios en tu vida que te ayudarán a vivir una vida más fructífera, cumpliendo el propósito por el cual fuiste creado. Así que visitanos en la Iglesia El Monte, en la Toluca Rd, en Stafford, Virginia, este y todos los domingos a las 2 de la tarde. De la mano de Cristo te ayudaremos a sanar tu corazón, y quizás más importante aún, a guardar tu corazón para que el fruto de tu vida sea placentero para ti y los tuyos. 

Que Dios te bendiga.

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